
Si te gusta el estilo elegante, sofisticado y de la realeza, entonces el dorado no puede faltar en tu boda. Este tono tan precioso y distintivo hará de tu fiesta una maravilla. En este artículo te damos algunos consejos para disfrutar de una decoración para bodas blanco con dorado.
Nadie puede negar que el blanco es el color de las bodas por excelencia. Representa la pureza y la perfección. Pero no queda bien si todo es blanco, ya que aburrirá un poco, le faltará “vida” al salón y nada se lucirá.
El dorado es uno de los más hermosos colores que puedes elegir para combinar con el blanco. Le aporta a la celebración toda la sofisticación y la elegancia que estás buscando para tu boda. Simboliza la riqueza, la felicidad y según las civilizaciones antiguas, es el color de los Dioses. Si eliges el dorado para tu fiesta ten en cuenta que si bien lo puedes usar en todo, no debes excederte.
Ver todo en color oro puede cegar a más de uno. No es la idea. El objetivo de una decoración para bodas blanco con dorado es que te veas como una Reina o una Diosa.
Empecemos por las invitaciones. Papel blanco y letras doradas son una combinación perfecta. Ya desde el inicio estarás avisando a todos que la boda será muy elegante y distinguida. Para cerrar el sobre o la tarjeta nada mejor que un lazo o un sello dorado (con las iniciales de ambos queda muy bonito). Algunos optan además por agregar un ribete en los bordes o un motivo típico de las casas reales (puedes encontrar ejemplos en internet).
Siguiendo la misma temática o estilo, pueden hacer los carteles de las mesas con papel blanco y letras doradas y que la tarjeta del souvenir esté impreso de la misma manera que las invitaciones.
Pasamos ahora al salón y la decoración en blanco y dorado. Para elegir esta combinación de tonos sin dudas el lugar de la fiesta debe ser elegante y muy sofisticado, tal como un palacio, un castillo o un salón con grandes lámparas colgadas del techo, paredes y techos ornamentados, etc. Si es posible que tenga detalles en dorado así queda perfecto con la temática. Y por supuesto la fiesta de noche, para que luzca más el oro de cada objeto.
Eso no es suficiente para que el dorado y el blanco sigan estando presentes en tu boda. Las mesas han de estar decoradas para la ocasión. Los manteles han de ser blancos, al igual que las telas de las cortinas, las servilletas y las sillas. Los cubiertos dorados, la vajilla blanca con filigranas doradas y los lazos o cintas para las telas si o si en dorado.
Los centros de mesa pueden ser simples para no recargar tanto la decoración. Por ejemplo unas velas blancas dentro de frascos de vidrio (cuyo borde puede estar pintado de dorado) o un jarrón blanco con vetas doradas y flores blancas y amarillas.